Lo que parecía un absurdo, termino siendo real, los terminales HTC One X y One X+ no llegarán a ver Android 4.4 KitKat, la última versión del sistema operativo móvil de Google según declaraciones de la propia compañía a través de Twitter.
Se suponía que esta noticia sería una bomba mediática, quizás por eso mismo se decidió anunciar por Twitter que es un medio masivo de comunicación, el problema está en que los HTC One X y One X+ son móviles relativamente jóvenes, es decir, con casi 14 meses desde su lanzamiento ya se anuncia no tendrán renovación de OS ¿Qué está pasando?
Para nadie la noticia pasó desapercibida, y es que hay varias cosas que se han combinado en el anuncio, donde quizás lo más duro es que siendo un teléfono tan bien hecho se quedará atascado en Android 4.2.2 de forma irremediable, aunque funcionando bien y de forma estable en todo momento.
Se sabía que con la novedad anunciada habría decepción en los usuarios, pero más allá de eso y pensando un poco más, nos damos cuenta que el anuncio no es tan malo, pero demuestra la cruda realidad de los amantes de la tecnología, cual es «la necesidad de tener siempre lo último».
Los HTC One X funcionan muy bien, ofrecen una experiencia muy buena tanto en el uso de la cámara como en el audio, pero ¿Qué pasa con las actualizaciones? No son realmente un problema, puesto que los cambios del OS son importantes, pero no cambian un terminal de malo a bueno, sino que mejoran algunos aspectos de usabilidad ¿Entonces? El problema está en no tener lo último.
Con Jelly Bean y Sense 5, los HTC One X y One X+ morirán en las manos de sus actuales dueños, serán revendidos para cambiar a otros más modernos o abandonados luego de la adquisición de algún exponente como el Galaxy S5 de Samsung, pero ¿Qué pasó? ¿Por qué el desinterés?
Estamos seguros de que el cambio de idea de los usuarios no estuvo fundado en el hecho de no contar con la actualización de Android que permitía un uso del bluetooth con baja energía para sincronización constante con otros dispositivos, sino por no contar con lo último, por quedarse atrás, por no ser el mejor de la compañía que lo produjo.
La mejor forma de vender móviles actualmente es sacar una versión diferente cada seis meses, cortando la vida útil de los que ya están en el mercado (como han hecho con estos dos teléfonos de HTC) y ofreciendo alternativas actualizables a última hora. Nadie entiende como un Motorola Moto G puede tener la última versión y un HTC One X no, pero es una realidad con la que toca lidiar.