One Piece sigue pisando fuerte y demostrando que es una de las sagas manganime más queridas y veneradas del momento. Y con ella llegó el 3 de Junio el nuevo One Piece Burning Blood para PS4, PC, Xbox One, y PSVita, que nos permite degustar un arcade de lucha por equipos bastante atractivo y lleno de posibilidades.
No estamos ante un arcade de lucha de los que actualmente se estilan, es decir, de jugabilidad 2D y gráficos tridimensionales como Tekken o Street Fighter, Bandai Namco y Spike han querido seguir la misma línea marcada en títulos como la conocida saga Naruto Shippuden Ultimate Ninja Storm o J-Stars Victory +. O dicho de otro modo, en este juego de lucha disfrutamos de una libertad de desplazamiento por el escenario bastante grande y no demasiado habitual en este tipo de producciones, pudiendo deambular tranquilamente por amplios escenarios 3D, saltar por edificios, etc.
Una forma bastante acertada de alejarse un tanto de los convencionalismos que existen actualmente en este tipo de juegos con los que posiblemente no podrían competir en lo que a nivel de mercado se refiere por la inmensa cantidad de fans que ya existen de estas franquicias. Además, también ha sido respaldada por otros condicionantes que, entre unos y otros, otorgan bastante personalidad a la producción protagonizada por Luffy y el resto de los piratas de One Piece.
De esta forma el juego también pone en marcha un sistema basado en la lucha por equipos. Destacando por tener que luchar en muchas ocasiones formando equipos de tres personajes. Dichos protagonistas además pueden ser cambiados en cualquier momento de la batalla y pulsando un botón, pudiendo encadenar ataques combinados que si se dominan son tan vistosos como demoledores. Este sistema proporciona al juego un espectro de estrategia / táctica muy llamativo, dado que en función del nivel de salud de los luchadores, de los contrincantes que tengamos delante y demás parámetros, el hecho de tener en el escenario a unos protagonistas u otros puede resultar decisivo para lograr obtener la victoria en el combate.
Cada personaje es realmente llamativo en lo que se refiere a sus posibilidades de lucha. Todos poseen sus movimientos exclusivos.
En cuanto a la cantidad de personajes que el título pone en juego, lo cierto es que la cifra resulta realmente descomunal. Y más teniendo en cuenta lo experimentado en otros títulos similares últimamente. En total es posible habilitar a más de 40 luchadores, todos ellos diferentes (salvo alguna que otra excepción), lo cual habla a las claras del énfasis puesto en esta faceta del One Piece Burning Blood por parte de los desarrolladores. Es cierto que echamos en falta a bastantes que no se dejan ver, pero como sucede siempre en estos casos, entendemos que no es posible contentar a todos los fans, y menos con una serie de más de quince años de vida que ha tenido entre sus filas a multitud de personajes.
Dichos personajes además han quedado englobados en cuatro categorías distintas en función de sus características (Haki, Zoan, Paramecia y Logia), pudiendo hacer uso de alguno o varios de esos atributos o poderes dispensados por las Frutas del Diablo. Y es que en función de unas y otras es posible aumentar nuestra fuerza, resistencia defensiva y demás aspectos, lo cual añade todavía más profundidad si cabe a cada batalla.
La cantidad de personajes que el One Piece Burning Blood pone en juego es muy alta, pero a ello se suma otro gran elenco de personajes que únicamente nos prestan su ayuda durante las peleas, siendo invocados, atacando al enemigo o defendiendo al personaje que controlamos, y luego desapareciendo. Estos conocidos personajes de apoyo nos proporcionan ciertas ventajas en función de sus especialidades (curar, potenciar los ataques…), siendo otro aspecto que puede marcar las diferencias durante los enfrentamientos.
A pesar de todo esto, si existe un apartado que marca la diferencia en cada combate ese es sin duda el relacionado con los cuantiosos y casi inagotables ataques especiales que son capaces de efectuar cada uno de los protagonistas. De hecho, se trata de un título que se basa fuertemente en el empleo de dichas técnicas, más de lo que suele ser habitual en otros arcades similares.
Cada protagonista de One Piece Burning Blood goza de una gran cantidad de golpes y maniobras especiales que puede efectuar en cualquier momento mediante la pulsación de los botones adecuados. Estas acciones resultan espectaculares y proporcionan a cada combate mucha vistosidad y un ritmo trepidante; y más cuando ponemos en práctica las extraordinarias transformaciones de los protagonistas (las hay de todo tipo, formatos y apariencias), momento en el que el juego da lo mejor de sí en materia visual.
A nivel gráfico, el juego exprime todo el potencial que nos ofrece un juego de estilo cell shading como este, volviéndolo auténticamente vistoso e impresionante en lo que respecta a las transformaciones y la ejecución de ataques especiales. Por que la conclusión que se puede sacar es que si sois fans de la saga o quizás no lo sois pero estáis cansados de los juegos de lucha tradicionales, quizá One Piece Burning Blood sea una vuestra elección para echar unas horitas de entretenimiento cada día.