Ubisoft se encuentra en la recta final del lanzamiento de Assassin’s Creed Shadows, título que llegará el 20 de marzo para PC, PS5 y Xbox Series. Sin embargo, la versión que se venderá en Japón presenta importantes diferencias debido a las estrictas regulaciones de su sistema de clasificación por edades, conocido como CERO (Computer Entertainment Rating Organisation). Estas normas han obligado a Ubisoft a modificar aspectos clave del juego, eliminando completamente la posibilidad de mostrar amputaciones o decapitaciones durante el gameplay.
Assassin’s Creed Shadows censurado en Japón
Según un comunicado de Ubisoft Japan en su cuenta oficial de X (antiguamente Twitter), la versión japonesa ha recibido la calificación Z (+18), pero con cambios significativos para cumplir con los estándares del mercado nipón. Entre ellos, se encuentra la eliminación de la opción de configuración que permitía activar o desactivar amputaciones, dejando fuera cualquier representación gráfica de este tipo de violencia. Además, se informó que algunas voces japonesas en la versión internacional han sido reemplazadas para ajustarse a las sensibilidades culturales del país.
Estas restricciones no son un caso aislado. Japón tiene un historial de censura rigurosa en el ámbito de los videojuegos, donde títulos como The Callisto Protocol han optado por no lanzarse en el país para evitar comprometer su contenido original. Asimismo, en 2024 se generó controversia cuando el sistema CERO aprobó el juego Stellar Blade, mientras que negó la distribución del Dead Space Remake en 2022, a pesar de que ambos contenían escenas explícitas.
El caso de Assassin’s Creed Shadows pone en evidencia cómo los desarrolladores deben adaptarse a los mercados locales, incluso si eso implica alterar la experiencia de juego. En Japón, esta política estricta no solo afecta a Ubisoft, sino también a otras compañías que deben equilibrar sus ambiciones creativas con las normativas regulatorias.
Conclusiones
Con un precio estimado de 69,99 € en consolas y 59,99 € en PC, los fans japoneses tendrán acceso a una versión del juego adaptada culturalmente, lo que plantea nuevamente el debate sobre cómo la censura influye en la industria global del entretenimiento.
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