La cumbre de la OTAN de este año ha vuelto a colocar a España en el epicentro de la tensión internacional. El expresidente estadounidense Donald Trump, en declaraciones que no han tardado en encender las alarmas, ha amenazado con imponer aranceles “el doble de altos” a nuestro país. ¿El motivo? Las declaraciones del presidente Pedro Sánchez, que ha desafiado abiertamente las exigencias presupuestarias de la Alianza Atlántica.
Sánchez aseguró que España no llegará al umbral del 5% del IPC destinado a Defensa, como plantea la OTAN, sino que se quedará en el 2,1%. Un mensaje que no ha caído bien en Washington, y mucho menos en el entorno de Trump, que no ha tardado en calificar la postura española como «terrible». A su juicio, España es el único país que no está cumpliendo, y eso tendrá consecuencias: «Cuando negociemos con España un acuerdo comercial vamos a hacer que paguen el doble», sentenció el magnate republicano.
Trump amenaza con duplicar aranceles a España por culpa de Sánchez
La declaración de Trump no es solo una advertencia simbólica. Si su influencia regresa a la Casa Blanca o logra presión suficiente en las negociaciones, los aranceles sobre productos tecnológicos, especialmente el hardware, podrían duplicarse. En un contexto donde la inteligencia artificial exige equipamiento de alto rendimiento, esta subida supondría un duro golpe para particulares, profesionales del sector y empresas tecnológicas.
Comprar una tarjeta gráfica o un procesador de última generación podría dispararse hasta un 40-60% adicional si los aranceles se aplican con la severidad que Trump plantea. Un portátil profesional, que hoy ronda los 1.500 €, podría pasar a costar cerca de 2.400 € tras impuestos y aranceles acumulados. En una economía ya presionada por la inflación y una gestión pública cuestionada, esto representaría un retroceso alarmante.
Una economía entre dos fuegos
España se enfrenta a un dilema complejo: o acepta la presión internacional e incrementa su gasto militar (con las tensiones internas que ello conlleva), o se arriesga a represalias comerciales que podrían dinamitar sectores clave de su economía. Sánchez, cercado por la falta de apoyo político y los escándalos de corrupción, está en una posición de máxima debilidad, y cada decisión que tome puede desencadenar nuevas crisis.
Mientras tanto, los ciudadanos se preparan para una etapa incierta: pagar más por lo mismo, ver cómo el acceso a la tecnología se encarece de forma dramática, y sufrir las consecuencias de una geopolítica que ya no se libra con armas, sino con cifras y tarifas.
Trump no se andará con medias tintas, y esta advertencia no parece un simple alarde. Si las amenazas se materializan, España podría vivir un nuevo capítulo económico difícil de sostener… y el hardware sería solo el principio.













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