El anuncio de la Nintendo Switch 2 generó un entusiasmo inmediato, respaldado por cifras sólidas de ventas: más de 3,5 millones de unidades en los primeros días. Esta nueva consola prometía ser la evolución que muchos esperaban, mejorando ampliamente el rendimiento respecto a la Switch original, cuya longevidad se sostuvo más por su catálogo y su portabilidad que por su potencia. Sin embargo, ese entusiasmo ha empezado a matizarse.
Pese a que NVIDIA afirmó que el chip de la Switch 2 era diez veces más potente que el de su predecesora, los primeros juegos han comenzado a revelar sus límites. El caso más significativo es el de Donkey Kong Bananza, un título desarrollado por el mismo equipo detrás de Super Mario Odyssey, que ha confirmado caídas puntuales de rendimiento.
Donkey Kong Bananza sufre caída de FPS
En una entrevista publicada por La Vanguardia, los responsables del juego, Kenta Motokura y Kazuya Takahashi, reconocieron que el juego sufre bajones de FPS en los momentos más intensos visualmente, como explosiones masivas y físicas de destrucción. Aunque se insiste en que serán puntuales, estas declaraciones arrojan dudas sobre la capacidad real de la Switch 2 para mantener su promesa de rendimiento estable.
Curiosamente, Donkey Kong Bananza corre a 1080p y 60 FPS en modo portátil, y podría alcanzar hasta 1440p en modo dock, un salto considerable respecto a los 720p y 30 FPS inestables de la primera Switch. No obstante, el juego también ha sido diseñado con un alto nivel de interacción destructiva, lo cual exige mucho del hardware.
Nintendo: potencia no lo es todo, pero pesa
La historia de Nintendo ha demostrado que la potencia gráfica no siempre es sinónimo de éxito comercial. Ya en tiempos de la DS frente a la PSP, o de la Wii frente a la PlayStation 3, la compañía japonesa apostó por la innovación y la experiencia lúdica, dejando a un lado la carrera tecnológica. La Switch original, con hardware modesto, fue un fenómeno. Pero ahora, al posicionar la Switch 2 como una consola «más capaz», las expectativas han subido, y cada bajón técnico se analiza con lupa.
La GameCube ya demostró que una consola más potente no siempre vence, y la historia parece repetirse a menor escala. Aunque Nintendo ha confirmado que estas caídas no afectarán a la experiencia global, los usuarios más exigentes podrían ver aquí una señal de alerta.
¿Qué podemos esperar a futuro?
Pese a este tropiezo técnico, Donkey Kong Bananza apunta a ser un título sólido, visualmente impactante y con mecánicas novedosas. La promesa de escenarios completamente destruibles y el añadido de la «cámara subterránea» prometen experiencias frescas dentro del universo Donkey Kong. Pero también evidencian que Nintendo está explorando nuevos límites sin cambiar su filosofía de diseño.
En definitiva, la Nintendo Switch 2 no ha fallado, pero ya ha dejado claro que, como cualquier sistema cerrado, tiene sus límites. Y si estos ya se notan en los primeros títulos exclusivos, la presión para optimizar futuros lanzamientos será mayor. Nintendo sigue en la cima, pero deberá cuidar cada paso si quiere mantener el entusiasmo a largo plazo.













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