El mercado del almacenamiento está atravesando un momento crítico. Lo que comenzó como una sustitución natural de los discos duros por unidades de estado sólido ha evolucionado hacia una crisis estructural sin precedentes. La inteligencia artificial, con su apetito insaciable de datos y rendimiento, está tensionando hasta el límite las cadenas de suministro de NAND Flash, el corazón de los SSD.
Los principales fabricantes, como Samsung, SK Hynix y Kioxia, han pasado de gestionar excedentes a operar sus plantas a plena capacidad. Los centros de datos y proveedores de servicios en la nube están absorbiendo prácticamente toda la producción de unidades de 8 TB o superiores, y gran parte de la fabricación prevista para 2026 ya está comprometida.
El resultado es claro: los plazos de entrega se disparan —con pedidos que acumulan más de un año de espera— y los precios comienzan a escalar, afectando tanto a empresas como a usuarios domésticos. En un contexto de alta demanda, los fabricantes están priorizando a los grandes clientes del sector de la IA, dejando a los canales minoristas en una situación complicada.
Un efecto dominó que redefine el mercado
Según estimaciones del sector, los SSD superaron a los HDD en 2024 con un 62 % de cuota en los nuevos despliegues de almacenamiento para centros de datos, cifra que este año podría superar el 70 %. Además, la capacidad media de SSD por servidor de inteligencia artificial ha crecido más de un 30 % interanual, un ritmo difícil de sostener incluso para los gigantes del sector.
La subida de precios de la memoria NAND, especialmente la de más de 200 capas utilizada en unidades empresariales, ha alcanzado incrementos de más del 20 %. Esto ha forzado un reajuste en las líneas de producción, orientadas ahora a satisfacer el lucrativo mercado de la IA. El resto del ecosistema —desde pequeños integradores hasta distribuidores— sufre ya las consecuencias.
Mientras tanto, los fabricantes de discos duros tradicionales, como Seagate o Western Digital, están reduciendo líneas y transformando su negocio para sobrevivir en un mercado dominado por el almacenamiento sólido. Los HDD quedan relegados a nichos de bajo coste o sistemas de videovigilancia.
Un futuro incierto para el almacenamiento
El auge de la IA no muestra señales de desaceleración. Si la tendencia continúa, la demanda de NAND podría crecer más de un 25 % anual a partir de 2026, un ritmo que las actuales fábricas no pueden sostener. La expansión de la capacidad de producción requiere inversiones millonarias, nuevas instalaciones y más equipos de litografía, procesos que tardan años en completarse.
En definitiva, la crisis de los SSD provocada por la inteligencia artificial ha llegado para quedarse. Su duración dependerá de la rapidez con que la industria pueda ampliar su capacidad de fabricación. Hasta entonces, los precios seguirán subiendo y la disponibilidad seguirá siendo incierta, marcando un antes y un después en la historia del almacenamiento digital.













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