Apple lleva meses trabajando en una estrategia silenciosa pero clave: reforzar su catálogo de entrada con productos más accesibles que amplíen su público sin sacrificar la experiencia de marca. La hoja de ruta para primavera de 2026 ya perfila tres lanzamientos que podrían reordenar el mercado: un MacBook económico basado en un chip A-series, un iPhone 17e como nueva puerta de entrada al ecosistema móvil y un iPad de 12ª generación con soporte para Apple Intelligence.
Lo más sonado es, sin duda, el giro en la gama Mac. Tras años manteniendo los precios al alza, Apple planea lanzar un MacBook de 13 pulgadas en torno a 650–830 euros, pensado para estudiantes y usuarios básicos. Integraría un chip A18 Pro, el mismo que hoy impulsa los iPhone de gama alta, lo que supone un cambio de estrategia frente a los chips M tradicionales. El movimiento persigue reducir costes manteniendo un buen rendimiento, apoyándose además en elementos reutilizados como un panel más sencillo, 8 GB de RAM base y un diseño minimalista con un único USB-C. Estará disponible en tonos plateado, rosa, azul y amarillo.
En paralelo, la compañía está ultimando el iPhone 17e, sucesor directo del actual iPhone 16e. Mantendrá la filosofía de ofrecer lo esencial a un precio contenido, pero dará un salto generacional con el chip A19, una cámara frontal de 18 megapíxeles y el nuevo módem C1 fabricado por Apple. No se esperan grandes cambios estéticos ni funciones premium, pero sí un rendimiento más estable y autonomía optimizada.
El tercer pilar de esta estrategia es el iPad de 12ª generación, que adoptará por primera vez un chip A18 con soporte a Apple Intelligence. Esto permitirá que la gama de entrada acceda a funciones de IA antes reservadas para modelos superiores, un movimiento táctico que acerca la productividad avanzada a rangos de precio más bajos. En cuanto a diseño, el dispositivo seguirá la línea del modelo anterior, manteniendo su aspecto limpio y sin grandes sorpresas.
La apuesta de Apple por escalonar lanzamientos es clara: reservar las innovaciones más arriesgadas —como el futuro iPhone plegable o los iPhone 18 Pro— para finales de 2026, mientras que su gama económica se consolida en primavera. Esta estrategia permite que la marca mantenga su halo premium sin renunciar a captar nuevos usuarios, especialmente en mercados donde el precio sigue siendo un factor determinante.
Si Apple ejecuta bien esta ofensiva, 2026 podría marcar un punto de inflexión en su oferta “budget”, acercando el ecosistema de Cupertino a más bolsillos sin perder su identidad.













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