La irrupción de una nueva función de transparencia en X ha desencadenado una oleada de revelaciones sobre algunas de las cuentas más influyentes del movimiento Make America Great Again (MAGA). Lo que muchos usuarios sospechaban desde hace años ha quedado finalmente expuesto: una parte significativa de estas cuentas, que se presentaban como voces patrióticas estadounidenses, operaban en realidad desde otros países.
La herramienta, llamada “About this account”, permite consultar la ubicación aproximada del usuario, el historial del nombre de la cuenta y detalles técnicos sobre cómo se descargó la aplicación. Su lanzamiento, aparentemente orientado a incrementar la transparencia, ha tenido un efecto inmediato: cientos de perfiles que se autoproclamaban defensores de la causa conservadora estadounidense han quedado al descubierto.
La herramienta de X revela que influyentes perfiles MAGA actuaban desde el extranjero
Algunos de estos perfiles, con cientos de miles de seguidores, se anunciaban como ciudadanos comprometidos, defensores de los valores tradicionales o supuestos analistas políticos locales. Sin embargo, la herramienta ha mostrado que muchas de estas cuentas procedían de regiones tan diversas como Europa del Este, Nigeria, India, el sudeste asiático o incluso Rusia. En algunos casos, su actividad se enfocaba en temas especialmente sensibles como inmigración, seguridad fronteriza, tensiones raciales o apoyo explícito a figuras del movimiento.
Mientras tanto, varios usuarios comenzaron a investigar por su cuenta, compartiendo capturas y ejemplos de perfiles que, pese a afirmar residir en estados como Texas o Florida, aparecían con ubicación extranjera o con avisos de uso de VPN para ocultar su origen real. Este proceso colaborativo ha sacado a la luz una red significativa de cuentas que, aun teniendo apariencia de ciudadanos estadounidenses corrientes, operaban desde otros continentes.
Aunque no es la primera vez que se detecta actividad coordinada o influencia externa en plataformas sociales, la situación actual adquiere un matiz particular: la herramienta de transparencia demuestra que parte del discurso político más polarizado puede estar siendo amplificado por actores que no solo no son estadounidenses, sino que podrían perseguir objetivos propios.
La plataforma X ha sido objeto de críticas por la proliferación de bots, perfiles automatizados y desinformación desde hace años. Con esta actualización, parte de ese entramado queda al aire, pero también abre la puerta a un nuevo escenario: ahora los propios usuarios tienen la capacidad de comprobar el origen de las voces que consumen, confían y difunden.
En un momento de crispación política global, la revelación de estas ubicaciones añade un elemento crucial a la conversación: la necesidad de transparencia real en la era de la influencia digital.













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