Las criaturas impactadas por las bolas, al morir, dejan items que dan puntos o potencian las capacidades del personaje que manejamos. Son cuatro los items potenciadores que se pueden conseguir, tienen aspecto de tarro de mermelada y se distinguen por el color de su contenido:
- Tarro rojo: otorga una mayor velocidad al personaje que maneja el jugador.
- Tarro azul: incrementa la potencia de disparo, es decir, la cantidad de nieve con la que se cubre de un disparo a las criaturas.
- Tarro amarillo: aumenta el rango de alcance del disparo.
- Tarro verde: Te convierte en una criatura enorme e invulnerable de forma temporal, que permite liquidar a todas las criaturas de una pantalla al tocarlas. Este tarro es el más raro de obtener.
El resto de items sólo te dan puntos, cuanto más grande más puntos otorga. Mención aparte merecen los billetes. Otorga cada uno 10000 puntos, pero sólo se obtienen si se consigue limpiar una pantalla de una sola vez (con una bola o encadenando varias), o liquidando a un tipo de enemigo que sólo sale en ciertas fases del juego.
Gráficamente el juego es más que correcto, las animaciones son fluidas y tiene un aspecto colorista y vistoso, casi infantil podríais pensar algunos. Esto último creo que se debe a que sus creadores quisieron hacerlo parecer una historia de cuento para niños. La nieve es algo presente en todos los niveles, que se diferencian bastante entre sí, tanto por los monstruos que aparecen como por la combinación de colores que se usa en cada mundo. La distribución de las plataformas en cada nivel también es única.
De la música puedo decir que es muy pegadiza, y que varía por cada mundo visitado. Los monstruos de final de mundo comparten la misma melodía, con un ritmo más acelerado. Los efectos de sonido son justo los necesarios para este juego, simpáticos y nada molestos.