Hace pocos días, España vivió un apagón eléctrico de gran magnitud que generó alarma, incertidumbre y una avalancha de teorías. Las primeras hipótesis apuntaban a un posible ciberataque, aunque a día de hoy, no existe una confirmación oficial de lo ocurrido. El suceso ha dejado a muchos ciudadanos, expertos y medios en una especie de limbo informativo, alimentando especulaciones que van desde fallos en las energías renovables hasta acciones deliberadas de grupos organizados.
Profesional asegura que «El Apagón FUE PROVOCADO» por un ciberataque
Algunos especialistas en ciberseguridad y redes eléctricas sostienen que la caída no fue simplemente una fluctuación natural en la red. Según los análisis técnicos que se han compartido en diversas comunidades, la variación de tensión sufrida no tendría una explicación lógica si no hubiese habido una intervención externa. Una de las posibilidades discutidas es que alguien haya manipulado el sistema eléctrico, lo que haría que la probabilidad de un sabotaje sea más alta que la de un fallo fortuito.
También se ha especulado con que la causa pudiera estar en una sobreproducción de energía renovable que el sistema no supo gestionar, generando una saturación. Sin embargo, esta teoría no convence a todos, ya que la red eléctrica moderna debería estar preparada para gestionar estos picos.
Un dato preocupante mencionado es que los servidores SCADA —los sistemas industriales que controlan infraestructuras críticas como la red eléctrica— estaban presuntamente expuestos a internet y habrían recibido un volumen anormal de tráfico días antes del apagón. Esto abre la posibilidad de un ciberataque planificado, aunque tampoco se ha identificado un responsable directo.
La ciberseguridad y cómo afectará a nuestra vida diaria
En el mundo de la ciberseguridad, no todos los ataques son reivindicados. Mientras que grupos como Anonymous suelen actuar de manera pública, otros como Lazarus (vinculado a Corea del Norte), LockBit (Rusia) o Grandoreiro (Brasil), operan en las sombras, especialmente cuando se trata de operaciones financiadas por gobiernos. Estos grupos pueden dejar pistas en los malwares que utilizan, pero rara vez se presentan abiertamente como autores.
El precedente más claro ocurrió en 2015, cuando un grupo ruso dejó sin electricidad a más de 250.000 personas en Ucrania tras un ataque confirmado. Este tipo de antecedentes invita a pensar que, si ha sucedido antes en otro país, también puede suceder en España. La gestión de infraestructuras críticas mediante software y la exposición a vulnerabilidades humanas —como el phishing— hacen que la amenaza de un ciberataque nunca esté descartada.
A falta de una confirmación oficial, lo único seguro es que el apagón dejó al descubierto la fragilidad de nuestros sistemas y la urgencia de reforzar la ciberseguridad nacional. Como suele suceder, si no se aclara el origen del problema, corre el riesgo de ser olvidado… hasta que vuelva a ocurrir.
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