El telescopio James Webb continúa revelando secretos del cosmos, esta vez con un hallazgo que podría transformar nuestra comprensión sobre el origen de la vida. En un estudio publicado en el programa JOYS+ en marzo de 2024, un equipo internacional de astrofísicos detectó etanol, metanol y otros compuestos orgánicos congelados en las inmediaciones de estrellas en formación, concretamente las protoestrellas IRAS 2A y IRAS 23385. Este descubrimiento no solo ofrece un vistazo a la compleja química cósmica, sino que refuerza la idea de que los ingredientes de la vida pueden haberse formado mucho antes de la existencia de planetas como la Tierra.
El telescopio James Webb detecta metanol y etanol cerca de estrellas jóvenes
El metanol, considerado un ladrillo fundamental en la síntesis de moléculas orgánicas complejas como los aminoácidos, ha sido identificado junto a sus isótopos alrededor de la estrella HD 100453, situada a unos 330 años luz de nuestro planeta. Por primera vez, los científicos han observado estos isótopos formando parte de un disco protoplanetario, lo que permite estudiar cómo estas moléculas sobreviven, migran y se reorganizan en ambientes jóvenes y energéticamente activos.

HD 100453, con una masa un 60 % mayor que la del Sol, posee un disco más cálido donde las moléculas existen en forma gaseosa, a diferencia de las estrellas más pequeñas donde se congelan y resultan indetectables. Esta condición permite que los telescopios de infrarrojos como el James Webb puedan detectar directamente los compuestos, incluso a grandes distancias de la estrella anfitriona.
Alcohol en el espacio y cometas: ¿una conexión con la Tierra?
Uno de los aspectos más fascinantes del hallazgo es la similitud en la proporción de metanol respecto a otros compuestos orgánicos cuando se compara con la composición química de los cometas del sistema solar. Este paralelismo sugiere que los cometas, nacidos de discos protoplanetarios similares a los observados, pudieron haber sido vehículos cruciales para el transporte de materiales orgánicos a la Tierra primitiva. Las colisiones cometarias, lejos de ser destructivas, podrían haber sido vitales para sembrar nuestro planeta con los elementos esenciales de la vida.
El telescopio James Webb no solo confirma la presencia de estos compuestos en regiones estelares activas, sino que traza un puente químico entre el nacimiento de las estrellas, la formación de sistemas planetarios y el origen biológico de nuestro mundo. Cada nueva observación nos acerca más a responder la gran pregunta: ¿cómo empezó la vida tal como la conocemos?
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