En un giro inesperado dentro de la feroz competencia por el liderazgo en inteligencia artificial, Microsoft ha sufrido un importante contratiempo. Su chip de IA de próxima generación, conocido internamente como «Braga», no entrará en producción hasta 2026, según un informe de The Information basado en fuentes cercanas al proyecto. Esto supone al menos seis meses de retraso respecto a la hoja de ruta original, que apuntaba a un despliegue en 2025.
El desarrollo de Braga forma parte del ambicioso plan de Microsoft para reducir su dependencia de los costosos chips de Nvidia —líder indiscutible del sector— y ganar autonomía tecnológica en el campo de la computación de alto rendimiento para IA. Sin embargo, las expectativas se han enfriado: el chip, una vez entre en funcionamiento, quedará por debajo del rendimiento de Blackwell, el último y potente modelo de Nvidia, presentado a finales del año pasado.
El chip de IA de Microsoft se retrasa hasta 2026
Los motivos detrás del aplazamiento son variados pero significativos. Cambios inesperados en el diseño del chip, problemas de personal y una alta rotación de empleados han ralentizado el proyecto en un momento clave. Este escenario contrasta con el avance de rivales como Google y Amazon, que han intensificado sus apuestas en chips personalizados para IA.

Google ha logrado consolidar su línea de procesadores con sus Tensor Processing Units, ya en su séptima generación. Amazon, por su parte, presentó en diciembre su chip Trainium3, cuya salida al mercado está prevista para finales de 2025. Mientras tanto, Microsoft, que introdujo públicamente su chip Maia en noviembre de 2023, no ha logrado escalar su fabricación ni obtener una ventaja competitiva clara.
Consecuencias estratégicas
Este retraso podría tener implicaciones profundas en la estrategia de Microsoft. Aunque el desarrollo de hardware propio es una vía para contener costes a largo plazo y optimizar sus servicios de nube e inteligencia artificial, el ritmo acelerado de innovación impuesto por sus competidores amenaza con dejarla temporalmente rezagada.
Aun así, es probable que Redmond redoble sus esfuerzos en otras áreas clave del ecosistema IA, como software, alianzas estratégicas —especialmente con OpenAI— y servicios de Azure, su plataforma en la nube. La guerra tecnológica no se gana solo con chips, pero un paso en falso como este podría costar caro en un sector que avanza a velocidad vertiginosa.
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