Según un informe del Ministerio de Defensa británico, las guerras del futuro serán libradas tanto por robots como por humanos mejorados mediante manipulación genética.
Pero este informe, que parece el argumento de una película de ciencia ficción va incluso más allá. Según el mismo el espacio y el ciberespacio también formarán parte de las nuevas zonas de conflicto.
¿La realidad supera a la ficción?
El documento, titulado «El futuro empieza hoy», es un análisis muy serio, realizado por expertos de todo el mundo desde el think tank «The Development, Concepts and Doctrine Centre (DCDC)». En el se detallan los posibles retos a los que se enfrenta el Reino Unido de forma pragmática.
Según ellos, el mundo se volverá cada vez más peligroso e incontrolable: amenaza nuclear creciente, armas químicas, terrorismo, todo ello con el telón de fondo de una carrera tecnológica. Esta alarmante observación lleva al Ministerio de Defensa a creer que para hacer frente a estas amenazas, tendrá que construir un ejército que se mantenga un paso por delante.
Nuevas armas, nuevos peligros
Está claro que el ejército del mañana no tendrá nada que ver con el ejército de hoy. Dentro de 30 años, la aceleración del progreso tecnológico habrá empujado sin duda los límites de las capacidades humanas hasta el punto de una perfecta integración entre el hombre y la máquina en el campo de batalla. Además, hay que revisar la noción misma de campo de batalla: el espacio, las profundidades oceánicas o las redes virtuales formarán parte de la guerra del futuro, ya sea una guerra militar o económica.
En el ámbito militar, la carrera por la tecnología es también una fuente de preocupación para la población. El pasado mes de septiembre, Estados Unidos y Rusia bloquearon las discusiones sobre un tratado internacional para prohibir los «robots asesinos autónomos«. Los defensores de este proyecto consideran moralmente censurable el uso de armas capaces de matar sin intervención humana. Obviamente, esa no es la opinión de los expertos militares.
Saludos desde lo más profundo de los bytes.