Un reciente estudio liderado por investigadores de la Universidad Tongji en Shanghái, basado en datos satelitales de la NASA, ha despertado el interés de la comunidad científica y del público en general. Según los datos obtenidos por las misiones GRACE y GRACE-FO, la Antártida ha registrado un aumento en la masa de hielo entre 2021 y 2023, lo que a primera vista podría parecer una buena noticia frente a la crisis climática. Sin embargo, el panorama es más complejo y requiere una mirada matizada.
La paradoja del aumento de hielo en la Antártida en un mundo que se calienta
La acumulación reciente de hielo se explica principalmente por un aumento inusual de precipitaciones sobre el continente antártico, un fenómeno que, si bien ha tenido efectos positivos a corto plazo, no representa un cambio estructural en la tendencia climática. Desde 2002, los satélites GRACE han registrado una pérdida neta de hielo en la Antártida, con un ritmo que se duplicó en menos de una década: de 81.000 millones de toneladas anuales en promedio entre 2002 y 2010, a 157.000 millones entre 2011 y 2020. Esta aceleración en el deshielo refleja el impacto sostenido del calentamiento global.

El cambio observado a partir de 2021 muestra que, por un breve periodo, la masa de hielo aumentó en unos 119.000 millones de toneladas anuales. Incluso algunos glaciares del este antártico, que venían mostrando pérdidas aceleradas, cambiaron de signo y comenzaron a ganar masa. No obstante, los científicos advierten que estas ganancias no son indicativas de una reversión de la crisis climática.
No todo el planeta se calienta por igual
Uno de los puntos clave para interpretar estos resultados es entender que el cambio climático no afecta a todas las regiones del planeta de forma uniforme. A diferencia del Ártico, la Antártida ha mostrado históricamente una mayor estabilidad térmica. Sin embargo, eso ha empezado a cambiar, especialmente en lo que respecta al hielo marino, que ha presentado una notable disminución en los últimos años.
Este comportamiento heterogéneo es una característica del sistema climático global. Las variaciones regionales, como las observadas en la Antártida, pueden estar influenciadas por múltiples factores como las corrientes oceánicas, la dinámica atmosférica o incluso las erupciones volcánicas. Por ello, las fluctuaciones puntuales no deben confundirse con una tendencia general.
Conclusión: señales mixtas, pero una dirección clara
El estudio de la Universidad Tongji aporta información valiosa sobre las dinámicas actuales del hielo antártico, pero también sirve como recordatorio de que el calentamiento global sigue su curso. Las ganancias recientes, aunque significativas, no compensan la pérdida acumulada en las últimas dos décadas. Por tanto, más allá de las aparentes buenas noticias, el mensaje sigue siendo claro: la lucha contra el cambio climático requiere atención constante, medidas globales y una lectura crítica de los datos científicos.
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